Los inicios con el terremoto del 2017

El mes de septiembre del 2017 parecía ser como todos los años, para nuestra familia, un mes lleno de motivos de reunión familiar, cumpleaños, cumpleaños, cumpleaños, de inicio a fin. Pero no fue así. Las reuniones familiares de festejo se convirtieron en reuniones familiares para tomar acuerdos y trabajar para llevar apoyos a otras familias que no tuvieron tanta suerte como nosotros, de conservar un techo sobre nuestras cabezas, ropa y alimentos calientes.

El 8 de septiembre amanecimos con terribles noticias locales y nacionales, aunque aún con
chascarrillos para procesar la espantosa experiencia de los 8.4 grados Richter, calificado como
terremoto, que vivimos todos en la noche anterior. Todos bien, vivos, sin nada que lamentar en la familia. Pero aun nos faltaba saber de los demás familiares, amigos, amigas de la colonia (referencia cotidiana a nuestra rural comunidad de origen). Había que ir a verlos porque la comunicación no era tan fluida.

Pero no era tan fácil, así que llegamos a la colonia Nueva Palestina el día 9 y las sonrisas se
congelaron, no había manera de hacer más chascarrillos. La colonia estaba destruida, las familias en el más triste desamparo. Debido a que la mayoría de las casas eran de adobe y viejas, más de cien casas se derrumbaron, otras se mantenían en pie pero a punto de caer y en los mejores casos las paredes sufrieron solamente cuarteaduras, las menos porque fueron aquellas de construcción más reciente y de materiales más resistentes que el adobe.

  ¿Y las familias? En los patios, en carpas improvisadas con nailon, lonas, sábanas, cobertores viejos, en los mejores casos a la sombra de los árboles, y en la mayoría al pleno sol. En los mejores casos algunas familias pudieron refugiarse en casas de los familiares que no fueron afectados y no faltó quienes permanecían dentro de las casas a punto de derrumbarse, bajo el grave peligro de salir lastimados. Pero, además, era época de lluvia, y no faltaron los
fuertes aguaceros tan deseados en otras circunstancias, pero indeseados por parte de quienes ahora, tenían que asarlos prácticamente a la intemperie.

No había presencia de ningún tipo de autoridad, por lo tanto, teníamos qué hacer algo, nosotros que teníamos el privilegio de la vida y de la salud, era imposible quedarse solamente de espectadores ante la desgracia de los demás.

Iniciamos la colecta de apoyos de todo tipo entre la familia, pero luego se amplió a las y los amigos, después a los compañeros maestros y maestras de la universidad, e inmediatamente se sumaron los alumnos y alumnas, y llegaron apoyos hasta de Yucatán. Recibimos mucho apoyo que canalizábamos inmediatamente a las familias necesitadas, no solamente con los insumos materiales, sino con el acompañamiento físico y emocional.

La bolsa de ropa y cobertores, o las cajas de alimentos, agua y utensilios básicos, iban acompañados por una presencia gentil, comprensiva y una escucha activa de la experiencia vivida, por parte de estudiantes y maestros/as universitarias de la carrera de psicología y desarrollo humano, quienes permanecían allí, en el lugar en que hubo una casa, con las personas que la habían habitado y que vivían un particular duelo por su pérdida, mostrándoles su solidaridad y fortaleza ante condiciones tan adversas.

Así comenzamos a acompañar a esta comunidad de Nueva Palestina, a partir del terremoto del 7 de septiembre del año 2017, grabado para siempre en la memoria histórica de grandes y chicos. Y es que, también escuchamos a los niños y niñas, a través de sus relatos orales y de sus dibujos con la intervención de la Biblioteca Andariega, de Gerasio Contreras y su Compañía, La Cajita Mágica, y del amigo Alejandro Hernández Serrano promotor de lectura.

 

Desde entonces y desde ese lugar, muchas y maravillosas experiencias han devenido para
convertirnos en personas diferentes hasta hoy, 2021, cuando luchamos por reconstruir viejas
formas de convivencia en relaciones de solidaridad, respeto y apoyo mutuo con un mero pretexto: el Huerto Comunitario Colibrí.

 

Anexo.
El ejido Nueva Palestina se ubica en las coordenadas GPS: Longitud (dec): -93.633611, latitud
(dec): 16.492778, a 12 kilómetros de Jiquipilas, Chiapas, a 600 metros sobre el nivel del mar. Es
una comunidad rural campesina con altos niveles de marginación, exclusión social, vulnerabilidad y bajos índices de Desarrollo Humano, su población total es de 1196 personas, 537 hombres y 559 mujeres. Es una de las comunidades afectadas por el terremoto de 8.4 grados en escala de Richter ocurrido en 07 de septiembre de 2017 que conmovió a varios estados de la república mexicana y que hasta la fecha sus habitantes siguen padeciendo problemas con la reconstrucción de sus viviendas.